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Debemos ser protagonistas del cambio

Sólo somos espectadores del caos

Por: Dra. Nixa Gnaegi de Ríos

Luego de las celebraciones por el triunfo del “sí” en el referéndum y sueños por la repartición de los beneficios de la ampliación del Canal, aterrizamos con la realidad que vive nuestro Panamá:

Muertes innecesarias, caos vehicular, desempleo, corrupción, delincuencia, polarización de las riquezas, etc. El colmo es, que como premio a este desastroso panorama, los funcionarios públicos y ahora hasta funcionarios electos por voluntad popular, nos estén exigiendo vacaciones y décimo tercer mes (recientemente, escuché por televisión a un representante de corregimiento defendiendo esta tesis).

Somos un país con todas las posibilidades y recursos de un país desarrollado, pero con todos los males de un país del tercer mundo. ¿Qué nos pasa, compatriotas?

Panamá necesita que como ciudadanos, nos informemos más sobre cómo aquellos que escogieron ser servidores públicos; desde el Presidente de la República hasta el más humilde aseador de una escuela deben ejercer su labor, para poder exigirles el trabajo de calidad que demanda su puesto.

Nos quejamos de que son los políticos, el gobierno de turno y otros los responsables del caos imperante en nuestro país. Es la falta de participación ciudadana, nuestro escaso conocimiento de cómo se debe manejar el Estado y nuestra poca voluntad de dedicar algo de nuestro tiempo a los asuntos de la comunidad y de índole político, lo que nos tiene como espectadores del caos y no como protagonistas del cambio.

Ahora que los representantes de corregimiento se están agrupando para conseguir “más”, me pregunto: ¿Cuántos de los que leen este artículo saben, qué está haciendo su representante de corregimiento? ¿A quiénes rinden cuenta estos señores? ¿Cómo han ejecutado el presupuesto en los años 2005-2006? ¿Estarán capacitados para manejar eficientemente las sumas adicionales que recibirán el próximo año, producto de los beneficios del Canal? En Chiriquí actualmente, los representantes están organizando los “Consejos Consultivos”. ¡Si algún lector ha participado en estas jornadas, me encantaría que me la relatara para compartir con alguien mi frustración y curiosidad!

Si los representantes de corregimiento hicieran su labor, en nuestro país no existirían las “escuelas rancho”, puesto que hay partidas oficiales y, además, voluntad por parte de la empresa privada en colaborar. Lastimosamente contamos con pocos funcionarios dedicados a su trabajo, capaces de presentar y ejecutar los proyectos que requieren las comunidades más pobres.

Si estamos interesados en que ocurran cambios trascendentales en nuestro país, debemos unirnos y solicitar a través de los gremios, asociaciones, juntas comunales o grupos de amigos que la muy loable labor que lleva a cabo el Consejo Nacional de Transparencia Contra la Corrupción (CNTCC), se aplique en toda institución pública y que impacte en todos los funcionarios públicos y políticos electos.

Necesitamos que todo panameño que trabaje para el Estado, sea evaluado anualmente por su superior. Este requisito le obligaría a cumplir con las buenas prácticas en la gestión pública, con los principios de ética y prevención de la corrupción.

Además, para aumentar la credibilidad en las instituciones públicas, debemos tener acceso por lo menos a las evaluaciones aplicadas a los funcionarios de elección popular: representantes, diputados, alcaldes, etc. Así, con propiedad, nos formaríamos un criterio justo, a la hora de premiarlos con la reelección o condenarlos con el olvido.

¡Panameños unámonos, como protagonistas del cambio y no como espectadores del caos!

La autora es rectora de la Universidad Tecnológica Oteima

Link: Prensa.